Erradiquemos ese cáncer con la lucha colectiva y organizada de la comunidad
* Cómo operan los porros
* Sus formas de reclutamiento
* Quiénes los financian y para qué los usan
* El papel de las autoridades en la defensa de los porros
* Qué hacer para acabar con el porrismo en la UNAM
Todo este semestre ha estado marcado por un gran número de ataques porriles en contra de estudiantes del bachillerato de la UNAM. A la par de sus agresiones, varios grupos de porros han lanzado campañas de reclutamiento tratando de fortalecerse y crear un ambiente de terror en la UNAM.
Para muchos estudiantes, sobre todo los de recién ingreso, es posible que no esté claro qué son los porros, cómo funcionan, quiénes los financian y cuál su objetivo.
Surgidos desde los años 50’s y sostenidos hasta el día de hoy gracias al financiamiento que reciben, los porros son gr
upos de choque, una especie de organizaciones paramilitares usadas por distintos grupos de poder, dentro y fuera de las instituciones educativas, para sembrar el miedo y evitar la organización y la lucha estudiantil, pero también para ajustar cuentas entre ellos, para fortalecer sus campañas políticas y disputarse el control de los puestos de gobierno, así como el manejo del presupuesto.
Cómo operan los porros
Organizan acciones vandálicas, asaltan comercios, transeúntes, pasajeros del transporte público y destrozan todo tipo de instalaciones. Dentro y fuera de las escuelas, se dedican a la extorsión y agresión contra estudiantes, al tráfico de drogas, robo de vehículos y autopartes, y al combate contra los colectivos estudiantiles, contra su propaganda y sus actividades políticas. Utilizan palos, tubos, petardos e incluso armas de fuego, a veces como simples demostraciones de fuerza, otras veces para disputarse territorios, y en no pocas ocasiones para agredir a activistas y a organizaciones que sus jefes quieren eliminar.
Además, realizan tareas más especializadas de provocación en marchas y actos políticos, tratando de desprestigiar al movimiento estudiantil y debilitar la conmemoración de fechas como el 2 de octubre y 10 de junio. También suelen encargarse de activi
dades de espionaje político.
No tenemos por qué resignarnos a ser víctimas de estos grupos. Identificar a las organizaciones porriles, recurrir a la denuncia de sus agresiones, resistir colectivamente a través de volantes, periódicos murales, asambleas y acciones colectivas y organizadas, son algunas de las formas de lucha que han permitido al movimiento estudiantil hacerle frente a la lacra del porrismo.
El movimiento estudiantil, a lo largo de toda su historia, ha enfrentado a los porros con la movilización colectiva, dejando claro que estos grupos no son parte de las organizaciones estudiantiles, sino un instrumento de sus adversarios.
Sus formas de reclutamiento
Los grupos porriles reclutan gente, sobre todo entre estudiantes de bachillerato, de diversas formas. En ocasiones recurren a invitaciones masivas a fiestas en las que ofrecen bebidas alcohólicas o drogas sin costo alguno, usando para ello camiones, locales y recursos económicos que les facilitan autoridades o los partidos políticos.
Otras veces utilizan formas más selectivas, obligando violentamente a los jóvenes a participar con ellos, ofreciéndoles simplemente el placer de dominar a otros o la posibilidad de acreditar materias sin tener que estudiar ni asistir a clases. Muchas han sido las denuncias de maestros, en particular del Poli, que son amenazados si se atreven a reprobar a los porros. En la UNAM las cosas no son muy diferentes: profesores de la Preparatoria 6 denunciaron que "El Charcho", conocido porro que reprobó un curso, apareció posteriormente aprobado en las actas finales.
Existe además la promesa de sueldos para aquellos que demuestran su compromiso con la organización porril o para quienes logran reclutan a más gente.
Está también la manera coercitiva, a través de amenazas si no acceden a integrarse o si intentan salirse de las organizaciones porriles. Diversos testimonios dan cuenta de estudiantes que han tenido que abandonar los estudios, para liberarse de este tipo de organizaciones.
Ningún estudiante debe dejarse engañar. No se trata nada más del reventón o el desmadre, hay muchos intereses detrás de los grupos de porros y las consecuencias de hacerse eco de sus invitaciones o dejarse intimidar para incorporarse a sus organizaciones, pueden ser muy dañinas.
Rechazar sus invitaciones, denunciar sus amenazas y acudir a las asambleas en las que se analiza y se organiza la expulsión de los porros en las distintas escuelas, son las mejores vías de evitar ser usado como carne de cañón por estos grupos y sus padrinos.
Quiénes los financian y para qué los usan
Durante largo tiempo los porros estuvieron vinculados directamente al PRI, pero con el correr de los años, otros partidos políticos entraron al negocio de apadrinar a estos golpeadores. Los propios porros aceptan que actualmente el PAN, el PRD y el PT, también contratan sus servicios. No son pocos los casos en que los mismos gangsters que actúan como porros en las escuelas, aparecen como guaruras personales de funcionarios en los mítines proselitistas.
Las autoridades de las propias instituciones educativas y miembros de los gobiernos federal y local, son otros padrinos de porros. Desde 1998 se hizo público que los porros se articularon en un proyecto de contrainsurgencia del gobierno. El 17 de mayo del 2000 formaron la Alianza Universitaria, "la madre de todos los porros", que se coordina con autorid
ades del IPN, Colegio de Bachilleres, Conalep, Centros de Estudios Tecnológicos y desde luego, la UNAM. Entre los grupos de la Universidad destacan el 3 de Marzo, la Organización Estudiantil Universitaria (OEU) y la Federación de Estudiantes de Naucalpan (FEN).
Presentamos aquí algunos extractos de una entrevista a un porro confeso del grupo 3 de marzo (considerado uno de los más fuertes en la UNAM) publicada en La Jornada el 6 de junio del 2004, para dar una idea de su organización y las labores que les encargan a estas mafias de golpeadores:
“Los jefes seleccionan a los más cercanos. Tienes que ser el más violento, partirle la madre al que se ponga enfrente, tienes que robar y obedecer lo que ordenan los líderes. El grupo tiene una estructura bien definida, con jefes, subjefes y coordinadores, todos le tienen que dar su cuota a los de arriba. Cuando ya era uno de los más fieles, supe del apoyo que dan las autoridades tanto del plantel –calificaciones y certificados a los jefes y a veces dinero–, como de la delegación Gustavo A. Madero (GAM). Ahí trabajan algunos del grupo que tienen relaciones con políticos del PRI, PAN y PRD, quienes pagan a cambio de apoyos en sus campañas y llevando chavos a sus actos... Por acuerdo de los jefes del grupo trabajé en varias campañas políticas. En 1997 apoyamos a Alfredo del Mazo; me pagaban 100 pesos al día y la comida, pero a los jefes les daban mil diarios y una comisión mayor si llevaban muchos chavos. Íbamos a los mítines y nos poníamos camisetas del PRI junto con porros de la FEP del Poli”.
“El PRI financiaba al 3 de marzo y daba dinero a porros de Vallejo, Prepa 9, Prepa 3 y CCH Azcapotzalco. Hacíamos toquines con apoyo de la GAM. En la delegación
trabajaban varios líderes que recibían 50 mil pesos mensuales, ellos eran El Vaca, El Demon –de la Prepa 9–, Edgar Moreno Toledo El Marmota y Giovanni Xochipa El Mega –del CCH Vallejo...”
Los porros se venden al mejor postor: el 1° de febrero de 2000, en plena huelga del CGH, la rectoría montó una provocación en la Prepa 3, en contra de los estudiantes que sostenían el movimiento. El resultado de esa maniobra fue la detención y encarcelamiento de varios de cientos de huelguistas. Este es otro extracto de la entrevista ya citada:
“Las autoridades universitarias, el director y otros funcionarios, nos pidieron ir a la Prepa 3 para mandar a la goma a esos cabrones; a cambio nos ofrecieron certificados o pase directo a la Universidad... Esa vez las cosas se salieron de control y se armó la bronca. Las autoridades de la UNAM nos pagaron 300 pesos a cada porro... seguido nos usan para otros trabajitos parecidos”.
Cuando no hay un fuerte movimiento estudiantil, se dedican a tratar de debilitar a los colectivos que mantienen propaganda sistemática, que organizan foros, conferencias y otras actividades políticas contribuyendo a que los estudiantes vayan adquiriendo conciencia social.
Es usual también que cuando se avecinan cambios de funcionarios y gobernantes a distintos niveles, los porros sean usados para tratar de establecer cotos de poder, para ajustar cuentas entre los de arriba y disputarse el acceso a los huesos y el control del presupuesto.
Este es el tipo de “política” que practican los partidos y los grupos de poder dentro de ellos. No les importa el daño físico y psicológico que pueden provocar a miles de jóvenes, ni poner en riesgo la vida misma de estudiantes y activistas, no les importa nada más que aumentar su control y llegar a los puestos a costa de lo que sea.
Se trata de los mismos partidos oficiales y organizaciones que reciben financiamiento gubernamental, cuya descomposición se ha tornado evidente en los últimos meses, que se hacen fraudes uno a otros para ser candidatos o quedar bien ubicados en el nuevo gobierno. Se sacan sus trapos sucios a través de video-escándalos o haciendo públicas sus millonarias cuentas bancarias y demás tranzas, como si alguno de ellos estuviera limpio de culpa. Se amenazan y se hacen fraudes unos a otros para después hacer lo mismo entre los diversos partidos o para acomodarse en la estructura de gobierno de las instituciones educativas. Y para hacer este tipo de fregaderas, cuentan con los medios masivos de comunicación, con las instituciones que “imparten justicia”, con los jueces que se venden al mejor postor, y con todo el aparato estatal. Se trata de una verdadera guerra sucia que se expresa a todos los niveles, en donde los estudiantes quedan reducidos a carne de cañón de intereses que muchas veces desconocen.
El papel de las autoridades en la defensa de los porros
Las autoridades de los planteles más fieramente atacados por los porros en los últimos meses y las autoridades centrales del la Universidad, se la han pasado declarando que nada tienen que ver con las agresiones de los porros, que condenan esos actos de violencia, etcétera. Pero poco o nada han hecho para evitar las agresiones y no se plantean expulsar realmente a los grupos de porros.
En realidad, en diversas ocasiones las denuncias de los estudiantes ante el jurídico de su escuela cuando han sido víctimas de agresiones porriles, se han transformado en consignaciones a “ambas partes”: consignan a los porros pero también a los agredidos. Luego resulta que los propios abogados universitarios evitan que se desarrollen averiguaciones contra los porros o los sacan de la cárcel pagando hasta sus fianzas.
Todo mundo sabe, por ejemplo, que en el CCH Naucalpan la FEN no fue tocada ni con el pétalo de una rosa, ya que está protegida por la directora del plantel, Angélica Galnares, y cobijada también por la administración panista del municipio a cargo de Angélica Moya. De igual manera en el ataque perpetrado por la Organización Estudiantil Universitaria (OEU) el pasado 10 de noviembre en la preparatoria 6, en el que resultó gravemente herido el estudiante Diego Contreras (al grado de ser hospitalizado y de casi perder un ojo), los porros no fueron atacados decididamente por las autoridades del plantel, encabezadas por el entonces director Apolonio García Sánchez (que renunciara días después), ni tampoco por el Ministerio Público, pues según Bernardo Bátiz (procurador general de Justicia del DF), los porros consignados fueron puestos en libertad porque “el juez consideró que no se podía identificar individualmente a las personas que portaban armas”.
Un ejemplo extremo e indignante es lo ocurrido en mayo de 2002 en el CCH Sur, donde un porro apodado “El Bodoque” asesinó de dos puñaladas al estudiante Ricardo Águila Reyes. Este reconocido porro había sido denunciado en múltiples ocasiones por la comunidad ante Rito Terán, director del plantel, pues su agresividad y violencia dentro del CCH eran evidentes. El director sostuvo una política de protección para su muchacho, con quien sostenía una amistad pública. “El Bodoque” había sido detenido por otra razón: durante la huelga, los activistas lo sorprendieron tratando de robarse 30 microscopios y lo entregaron al ministerio público. Pero sólo estuvo seis meses en la cárcel y salió porque las autoridades de la UNAM no sostuvieron la demanda en su contra. En cambio, De la Fuente y sus funcionarios levantaron demandas contra diversos activistas que participaron en una movilización masiva organizada por el CGH para impedir la instauración de la CECU, una comisión que querían utilizar para organizar un supuesto Congreso, completamente en manos de las autoridades, para avanzar en la imposición de las reformas que la huelga estudiantil le impidió realizar. Estas denuncias contra activistas estudiantiles sí han sido sostenidas, y hoy siguen bajo proceso varios compañeros, entre ellos Alejandro Echevarría, a quien próximamente se le pretende sentenciar a un período de 2 a 4 años de cárcel por supuestos daños a las propiedades de la UNAM.
Las autoridades universitarias están detrás los porros. Unos los contratan, otros los cobijan y los protegen, todos los usan de una u otra forma para sus intereses. Los abogados de la UNAM evitan que sean consignados penalmente o los sacan de la cárcel y hasta pagan sus fianzas. En cambio, consignan a los activistas que participan en movilizaciones masivas contra las políticas de los de arriba. Contra estos jóvenes, De la Fuente sí mantiene las denuncia penales, los somete a procesos judiciales durante años y busca que sean sentenciados a pasar varios años en la cárcel.
En los recientes hechos en las preparatorias 5 y 6, diversos medios de comunicación y las autoridades universitarias han querido presentar el conflicto como una enfrentamiento entre dos bandos: activistas estudiantiles y los porros. Con este tipo de enfoque tratan de lograr, por un lado, lavarse las manos y ocultar su responsabilidad, y por el otro, presentar a los activistas como grupo similares a las organizaciones porriles, para desprestigiarlos ante la comunidad estudiantil. Algunos editorialistas han centrado su ataque contra “el CGH” acusándonos de actuar de la misma forma que los porros, de extorsionar estudiantes, de mantener un poder con base en alianzas con funcionarios y multitud de calumnias por el estilo.
Sus intentos son inútiles. Los estudiantes identifican claramente quién es quién, a qué intereses favorecen los porros y por qué luchamos los estudiantes, conocen la forma en que actúan los porros y saben diferenciarlos de los activistas, que luchamos por transformar la UNAM en una institución verdaderamente al servicio de nuestro pueblo, que luchamos contra este sistema económico absurdo y atroz, que no gozamos de canonjías o prebendas, ni recibimos dinero de partidos político o autoridad alguna. Estas calumnias no tienen la menor posibilidad de prosperar.
Qué hacer para acabar con el porrismo en la UNAM
Mantenerse al margen de la lucha contra el porrismo, no le garantiza a nadie dejar de ser blanco de ataques, por el contrario, es importante participar en los foros y asambleas, en las movilizaciones organizadas desde estas instancias de discusión, pues mientras más respuesta contra los porros logremos, ellos menos gozarán de impunidad.
Este cáncer NO es inven
cible y puede ser extirpado, pero la solución no está en pedirle a las mismas autoridades que los protegen o los contratan que pongan más vigilancia o que se instalen patrullas con guaruras de la PGJ del DF en las puertas de nuestras escuelas. Eso no resuelve nada porque muchos de esos guaruras están en contubernio con los porros, o simplemente se hacen a un lado a la hora de las agresiones.
La única vía para enfrentarlos es la organización estudiantil. No se trata de que un puñado de valientes les haga frente o que se emprendan acciones sin respaldo, sin discusión previa, sin asambleas. Se trata precisamente de lo contrario.
La comunidad del CCH Vallejo, donde operaba el temido grupo 3 de Marzo, dio una importante lección no sólo a los porros, sino a las demás escuelas del bachillerato para enfrentar de manera efectiva a esta jauría de golpeadores. En diciembre del 2003, tras varios ataques del 3 de Marzo, se realizó una asamblea masiva en la que participaron estudiantes, profesores y trabajadores. En ella se denunció la protección de que gozaban estos porros por parte de las autoridades y se decidió tomar la dirección del plantel de manera indefinida, además de realizar una marcha en la que participaron más de 2000 compañeros de los tres sectores. El Director General de CCH´s, Bazán Levy, se vio obligado a negociar con la comunidad que había enarbolado ya una serie de demandas decididas en la asamblea: expulsión total de los porros, eliminación de cobros ilegales, ninguna sanción a los participantes en el movimiento y la destitución de Ramón Paredes, director del plantel, que utilizaba al 3 de Marzo como escolta personal. Bazán accedió a casi todas las demandas, pero se negó a sacar a su director. La presión generada y la eficacia de las acciones colectivas lograron una importante victoria. Desde ese diciembre el 3 de Marzo no ha regresado al CCH Vallejo, aunque lo ha intentado, derrotados por la férrea resistencia estudiantil.
Otro ejemplo importante es la correlación de fuerzas generada en el CCH Oriente por la inmediata respuesta organizada que los estudiantes han venido dando frente a los intentos, que llevan ya más de tres años, de consolidar grupos de porros para actuar en ese plantel. En septiembre del 2003 cuando integrantes del grupo porril 3 de Abril atracó a dos estudiantes, rápidamente se movilizaron varios colectivos estudiantiles, el grupo académico de los compañeros agredidos y otros estudiantes y profesores. Se realizó una asamblea para discutir qué hacer con estos porros que incluso portaban armas de fuego. La asamblea obligó al director del plantel, Miguel Ángel Rodríguez Chávez, a dar la cara y le exigió una serie de demandas. Los porros, detenidos por la comunidad organizada, fueron conducidos por una marcha al ministerio público. Días después un porro con jersey de la Federación de Estudiantes Politécnicos (FEP) ingresó al CCH Oriente y se dirigió al cubículo del grupo FESUO (grupo formado por las autoridades desde 1995 para oponerse a los activistas). Los activistas convocaron a la comunidad a sacar al porro, basados en las resoluciones de sus asambleas previas, y encontraron en el cubículo mencionado a varias personas en estado de ebriedad y atrincherados en ese local. Una vez que la comunidad logró expulsarlos del plantel, una nueva asamblea general abrió un locker en el local del FESUO, en el que había jerseys del 3 de Abril y de la FEP, además de petardos. Las autoridades tuvieron que sellar ese cubículo. Recientemente, ante nuevas denuncias del accionar de los porros, se realizaron dos marchas internas y se sigue actuando contra ellos, denunciando la complicidad del director que no hace nada, argumentando que actúan fuera de las instalaciones.
En la preparatoria 6, el 10 de noviembre pasado se suscitó un fuerte ataque por parte de la OEU en contra de estudiantes de la comunidad, hecho que causó gran indignación. Iniciaron las acciones de protesta por lo ocurrido. El entonces director, Apolonio García, recurrió también a la absurda justificación de que la agresión había sido “fuera del plantel”, y trató de evitar la discusión y organización colectiva cerrando la escuela. La comunidad declaró una asamblea permanente y tomó la dirección del plantel.
Por más que diversos medios de comunicación hicieron intentos por presentar esta agresión como enfrentamiento entre dos grupos, trascendió de manera inevitable la magnitud lo ocurrido, y ante la presión, el Director General de prepas, Héctor Herrera, tuvo que asistir a un diálogo emplazado por la comunidad, donde se le exigió castigo a los culpables y la disolución del grupo porril, la reinstalación de 13 estudiantes expulsados por motivos políticos, el compromiso de las autoridades de no reprimir a quiénes participaban en las acciones contra los porros y la destitución del director pues en su administración el porrismo se incrementó de una manera alarmante. Herrera prometió medidas contra los porros, pero se declaró incompetente para destituir al director. La movilización continuó, la toma de dirección se sostuvo y se involucraron los padres de f
amilia apoyando decididamente a sus hijos. Tras dos semanas de movilización intensa y discusión amplia, se logró arrancar a las autoridades universitarias casi todas las demandas, entre ellas, la destitución de Apolonio García. Esta victoria fue resultado nuevamente, de que la respuesta fue muy amplia y la resistencia muy decidida, creando correlación fuerzas que obligó a las autoridades a tomar algunas medidas.
La organización de la comunidad del CCH Oriente, Vallejo, la preparatoria 6 y otras experiencias de lucha contra el porrismo, muestran el camino.
Por supuesto que la tarea no es sencilla. Enfrentamos toda una estructura de poder, porque los porros no son sino los perros de ataque de quién sostiene su cadena. Impulsemos todas las acciones que puedan echar abajo a la jauría: mítines, actos político-culturales, jornadas de información, y organicemos la resistencia colectiva a través de asambleas amplias y democráticas.
En la UNAM hace ya tiempo que se decretó una ley, la que los estudiantes escribieron con su lucha plebeya, digna y rebelde durante más de nueve meses en la huelga del 99-2000. Esa ley es la de la gratuidad de la educación y la construcción paulatina, en los hechos, de otra universidad que cobije a los más pobres, a los que más trabajo les cuesta estudiar. Nuestro reto ahora es escribir con la lucha una regla más: que en la UNAM no cabe el porrismo, que se tienen que largar de nuestras escuelas y sus alrededores porque no permitiremos que pasen, que actúen, ni que se fortalezcan.
¡Esos grupos de golpeadores no deben existir! Está en nuestras manos y en las de nadie más. Sólo así avanzaremos en la construcción de una mejor universidad.