La sucesión del rector

Desde el rectorado de Jorge Carpizo (1985-1989), se ha iniciado la aplicación del modelo neoliberal en la UNAM, el cuál debía culminar en la implantación del reglamento general de pagos en 1999 que implicaría la privatización de la universidad.

Gracias al movimiento de huelga de 1999-2000 dicho plan no pudo ser consumado. Pero, con el rompimiento del diálogo con el CGH, la entrada a Ciudad Universitaria por parte de la PFP y la represión al movimiento se inauguró el periodo del antes Secretario de Salud de Ernesto Zedillo: el “porro perfumado”, Juan Ramón de la Fuente.

Que enarbolando la bandera de la educación pública y gratuita, tomada del pliego petitorio del CGH, logró encubrir lo que muchos han llamado la privatización silenciosa o de bajo perfil y así construir su doble cara; mostrándose al exterior como el artífice del éxito de la UNAM y un personaje carismático con una imagen mediática intachable.

Pero al interior, la rectoría de Juan Ramón de la Fuente ha implicado la continuación del desmantelamiento del proyecto de la UNAM, como una universidad popular y así poniéndola al servicio de los intereses del gran Capital, avalado por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.

Durante estos 8 años los logros del señor de la Fuente han sido los siguientes:

La venta de la investigación científica a las grandes corporaciones, las cuales al financiarlas se apropian del producto final como patentes de medicamentos o productos químicos.

La aplicación y ampliación de cuotas de servicios, exámenes, credenciales, títulos y demás servicios necesarios en la universidad.

La falta de respuesta a la creciente demanda por una educación pública, superior y de calidad, lo cual se extiende no solo a la UNAM sino al sector educativo del país.

El incremento del autoritarismo y la represión dentro de los campus universitarios mediante grupos de porros y el aumento de auxilios UNAM que se han caracterizado por su prepotencia y brutalidad similar a la de cualquier corporación policíaca.

La expulsión por motivos políticos de más de 300 estudiantes y la represión generalizada al movimiento estudiantil.

Aunque en sus discursos los suspirantes a la rectoría se han pronunciado en defensa de la educación pública, todos con la excepción de Luís Javier Garrido han demostrado su posición alineada con el neoliberalismo y la privatización de la UNAM.

José Narro Robles; protector directo del porrismo en la UNAM, ha sido el operador político para la imposición de la reforma neoliberal en la UNAM.

José Antonio de la Peña; el candidato de Calderón, se ha pronunciado por llevar a cabo la reforma neoliberal en la UNAM en sus aspectos académico y político, quien también desdeñó la calidad de las escuelas y facultades descentralizadas de la UNAM (FES, ENAO, ENAP y ENM)

Fernando Serrano Migallón; expulsó a decenas de estudiantes por motivos políticos y solapó el vandalismo y la violencia de grupos porriles en la Facultad de Derecho.

Diego Valadés; ex Procurador General de la República que ha aplicado desde la estructura estatal las políticas neoliberales y represivas en contra del pueblo.

Rosaura Ruiz, Gerardo Ferrando Bravo y Fernando Pérez Correa, suspirantes con menos posibilidades de alcanzar la rectoría también se han caracterizado por estar alineados con las políticas neoliberales y represivas de Juan Ramón de la Fuente.